Espárragos de Navarra, valor y precio

Lineales ordenados y siempre repletos. Productos de temporada... da igual la fecha. Es lo cotidiano. Por suerte para nosotros -somos unos privilegiados- nos hemos habituado a disponer de lo que necesitamos e, incluso, nos apetece comer.

La mecanización de las labores en el campo y la introducción de mejoras tecnológicas, la investigación en el ámbito agroalimentario, el desarrollo del comercio a nivel mundial tienen mucho que ver con el aspecto hoy de nuestros puntos de venta que sólo son expresión de la revolución de nuestros hábitos alimentarios; fenómeno que tiene otra cara.

¿Quién no ha bromeado alguna vez con eso de que los niños ya no saben de dónde sale la leche?

Vivimos cada vez más lejos de las personas y el trabajo que hace posible que disfrutamos en nuestra mesa y nuestro Espárrago de Navarra no es ajeno a ello. Por eso nos felicitamos porque los organizadores del II Encuentro de Blogs Gastronómicos en Navarra incluyan en su programa una visita a una esparraguera. Nada como una experiencia sobre el terreno para comprobar el error que supone confundir valor y precio.

La recolección del Espárrago de Navarra sigue siendo una tarea manual, imposible de mecanizar, que hoy, en gran medida, se realiza gracias a personas que se desplazan hasta nuestra Comunidad para trabajarlo que aporta un indudable valor social al producto- en condiciones laborales que, gracias a todos, han mejorado hasta recibir el elogio de los sindicatos.

Mejoras que, eso sí, no restan un ápice a la dureza a la labor. De marzo a junio, antes de que el sol apunte en el horizonte, las cuadrillas rebuscan las grietas delatoras. Con cuidado, retiran la tierra descubriendo el fruto que extraen para, a continuación, recomponer el caballón. Así, afortunadamente, cada temporada.

Una de las razones de nuestro trabajo en ICAN es compartir con vosotros todo ese esfuerzo que muchas personas, más de las que podéis imaginar, realizan cada año para obtener un producto de extraordinaria calidad. Y uno de nuestros objetivos, que siquiera un segundo pienses en cosas así mientras los saboreas.

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